Penitentes 2009: Para los más duros

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Penitentes 2009, para los más duros

Una ruta para los más duros

La edición de Penitentes 2009 reunió a 500 participantes en la que fue la cuarta edición que organiza el motoclub Monrepós. Se trata de una ruta que este año discurrió por Aragón, Francia y Navarra y que en cada edición cambia el recorrido -no se hace público hasta el día antes de la salida-. Partiendo desde Zaragoza, los moteros deben guiarse -gracias a mapas o GPS- por autovías, carreteras nacionales, carreteras secundarias o caminos forestales para llegar a los puntos de control con éxito. Si a esto se le añaden los conflictos meteorológicos típicos del Pirineo, el resultado es una maratón motorizada a través de parajes exhuberantes, llenos de vida y vegetación, ganado cruzando las carreteras y una jornada motera como pocas hay. Los afortunados que lograron inscribirse en la cuarta edición podrán presumir que ésta fue sin duda la ruta más dura de las que se llevan organizando hasta ahora. Y también podemos afirmar que la gran mayoría de ellos ya está contando los días que faltan para realizar una quinta edición de los Penitentes.

Zaragoza-Puerto de Monrepós-Boltaña

La salida se realizó en la sede de Moterillos, en las afueras de Zaragoza y cerca de los hoteles donde se hospedaban los «Penitentes». De tres en tres, fueron saliendo las 500 motos en dirección Huesca por la N-330. Atravesando pueblos como Villanueva de Gállego, Zuera y Almudévar, se tomó un tramo de autovía para llegar poco después al Puerto de Monrepós. Después de bajar el puerto y gozando de grandes curvas, el primer capítulo de la penitencia se dejaba ver. El desvío a la derecha para tomar la A-1604 deparaba una carretera larga, muy estrecha y con un asfalto roto por el tiempo y el terreno. Casi 50 kilómetros de un tramo con grandes paisajes y vegetación y motos, muchas motos…

Boltaña-Biescas

Dejando el primer tramo de la «especial» los penitentes llegaron a Boltaña para cruzar Ainsa poco después. Pero aún no se recuperaron de la carretera que habían dejado atrás hacía apenas 10 minutos que otra bifurcación mandaba a los participantes hacia el cañón de Añisclo. De nuevo, el paisaje volvió a ser el protagonista en una carretera muy estrecha que bordeaba dicho cañón. El tramo fue de los más duros de la jornada, con gravilla, arena y asfalto, donde las motos más deportivas y de carretera sufrieron mucho. Después de esta segunda penitencia, dejaron la HU-631 para volver a la N-260. El almuerzo estaba esperando en Torla. Con el menú y el café, los penitentes volvieron a sus monturas para dirigirse por la misma carretera nacional hasta Biescas y una vez allí llegar a la frontera francesa via Formigal.

Biescas-Francia-Ansó

Siguiendo por la A-136 se cruzó la frontera por primera vez en la jornada por el puerto de Portalet. Allí la nieve obliga a los Penitentes a hacer una parada técnica de rigor para contemplar los infinitos paisajes nevados de los Pirineos francés y aragonés. A partir de allí, los participantes empezaron un descenso largo con numerosas curvas. Gracias a la extensa red de carreteras que tiene nuestro país vecino en los Pirineos se pudo disfrutar de excelentes paisajes y zonas de gran belleza. Los penitentes ya habían llegado al ecuador de la ruta y ahora faltaba volver a España; y qué mejor que hacerlo cruzando la frontera de nuevo via Col de Labays hacia Pierre de Saint Martin. En ese ascenso otra prueba meteorológica adversa estaba esperando a los ruter@s: la niebla. Pero lejos de dejarse intimidar, los penitentes avanzaban. Poco a poco, pero avanzaban. Una vez superada la niebla, llegó uno de los tramos más rápidos, con una carretera bien asfaltada, sin tráfico y seca: estaban en la Comunidad de Navarra. Después de unos kilómetros de buena carretera, volvía otra vía secundaria que les llevaría a Ansó.

Ansó-Puente la Reina-San Juan de Mozarrifar

Se acercaba el tramo final. Una vez en Ansó, la misma carretera llegaba a la N-240 a su paso por Puente de la Reina. Hacía bastantes kilómetros que las motos no pasaban por una gasolinera y las colas que se formaron en la de la localidad fueron muy largas en algún momento de la tarde. Una vez cargados de combustible, los penitentes encaraban los últimos kilómetros de una ruta que se estaba haciendo muy larga. El último punto de control de la ruta se situaba en el Restaurante El Jabalí. Una vez allí, los participantes se dirigieron hacia Zuera por la A-124 y desde allí la autovía les llevó directo al punto de llegada: San Juan de Mozarrífar.

Valoración Final

La ruta de este año ha sido una de las más duras y la que más participantes ha tenido. Las inscripciones -por internet- se agotaron en menos de una hora y Penitentes ya goza de una popularidad y de una organización que van creciendo en calidad y número proporcionalmente al número de inscritos, que aumenta escandalosamente año tras año. Los Penitentes es una buena oportunidad de acercar las motos a sus conductores, básicamente porque no siempre se tiene la oportunidad de vivir una jornada de entre 10 y 14 horas encima de la motocicleta. Valores como la solidaridad, la camaradería y la fuerza de voluntad afloran de nuevo y recuerdan a los moteros que el ir en moto es mucho más que el mero placer de conducir.

Medio: Motos.Net

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Publicado: 01/06/2009