I Ruta de los Penitentes

Fecha: 02 de Septiembre del 2006

Inscritos: 50

Kms. Recorridos: 662

Puertos:

Alto de las Canteras: 720m
Puerto de Monrepós: 1262m
Puerto de Cotefablo: 1423m
Puerto de Bielsa: 2000m
Col d’Aspin: 1489m
Col du Tourmalet: 2115m
Col de Soulor: 1470m
Col d’Aubisque: 1709m
Col du Pourtalet: 1793m
Puerto de Monrepós: 1262m
Alto de las Canteras: 720m

Crónica I Ruta de los Penitentes

Excepcional el ambiente vivido en la I Ruta de los Penitentes, que no creemos que ninguno de los que participamos en ella podamos olvidar. De 50 participantes inscritos, solamente 22 tomaron la salida aquel 2 de septiembre. Los compromisos de última hora y sobre todo un pequeño rumor que se extendía por Zaragoza, que aseguraba que la odisea a la que íbamos a enfrentarnos era una especie de suicidio colectivo, apto solo para locos y degenerados y que estaba condenado al fracaso, hicieron que algunos participantes se decidiesen a no tomar la salida. En aquella edición coincidieron varias personalidades de la moto zaragozana.

Entre los veteranos de aquella ruta se encuentran:

  • Hector Sanz
  • Johnny González
  • Carlos Gimenez «Carlicos»
  • Juan «El General»
  • Oscar Cavero
  • Ramiro Cavero
  • Carlos «Tuono»
  • Humberto «El Gigante»
  • Emilio Andrés
  • Javier Franco
  • David Vinués
  • Miguel Ibáñez
  • Carmelo Tejera
  • Javier Berna

y algunos más que no recordamos el nombre, pero que allí estuvieron.

Se tomó la salida en Zaragoza en dos grupos diferentes, en diferentes horarios, con destino a Parzán donde nos reuniríamos para almorzar. Llegados a Ainsa, 3 participantes del grupo 2 abandonaron debido a la «Extrema exigencia del recorrido», por lo que quedábamos sólo 19 participantes para el resto del día.
Almorzando en Parzán surgió la primera anécdota del día pues Humberto, que todo lo que tiene de grande lo tiene de bueno, se había extraviado en Aínsa lo que nos dio por pensar que también había abandonado, por lo que procedimos a almorzar. Una media hora después apareció Humberto, que llegó tan hambriento que almorzó dos veces seguidas.

Después de reponer fuerzas y haber repostado nos encaminamos a la frontera en fila de a uno. Con ello descendimos el puerto de Bielsa, reagrupándonos en St. Lary-Soulan. Subimos el Col d’Aspín, donde fue tomada la famosa foto de la vaca titulada «Test de cuero Francés», que dió la vuelta a internet y se ha convertido en una de las señas de identidad de la Ruta.

Test Cuero Frances

«Test de cuero francés»

En el Col d’Aspín, Johnny, protagonista de la citada foto, preguntaba insistentemente cuanto quedaba de ruta, a lo que le respondimos «50 kilómetros». Tras el col d’Aspin siguió el Tourmalet, donde un turista alemán nos hizo un montón de fotografías como si fuesemos un reclamo turístico. Cierto es que por aquellos años, tan lejanos y tan cercanos al mismo tiempo, era casi misión imposible encontrarte con motos españolas por aquellos parajes. Hoy en día nos preguntamos si habremos tenido algo que ver, cuando en verano nos damos la vuelta de rigor y no paramos de ver motos españolas y de vez en cuando, una moto con el dorsal de penitentes aún pegado seguido de una larga hilera de motos.

Tras la conquista del Tourmalet, nos encaminamos al col de Soulor bajo un calor asfixiante, lo que hizo que en el bar situado en la cima de dicho puerto cayera alguna cervecita fresca y sobre todo, que cada uno de los participantes se pidiese una botella de agua «Vittel» de litro y medio.
A todo esto, en la cima del Soulor Johnny volvia a preguntar cuanto quedaba: «cabrones, cuanto queda, que hace 2 horas me habeis dicho que 50 kilómetros», «30 kilómetros» fue la respuesta. «¿Como que 30 kilómetros si en el puerto de las vacas me habeis dicho 50?», «es que se te ha hecho muy largo» fue la respuesta final. Bromas aparte continuamos hacia la cima del Aubisque por el impresionante Circo de Litor, uno de los puntos más recordados del recorrido. Al Aubisque siguió el Portalet, puerta de regreso a España, donde nos recibieron las infames obras de ampliación de la estación de esquí de Formigal y la carretera completamente en tierras durante 6 kilómetros. Después de repostar en Escarrilla, Carmelo se adelantó a abrir su bar y a prepararnos la cena. El resto continuamos en fila de a uno.

Una vez en Zaragoza, participantes y organizadores, que en ese año estabamos casi mitad y mitad, nos reunimos para cenar (Humberto se comio dos bocadillos) y comentar los pormenores del día, orgullosos y contentos a sabiendas de que habiamos conseguido una gesta única.
Llegadas las 5 de la mañana sólamente Miguel, Juan «El General», Emilio y Javi, acompañados por sus respectivas quedaban en el Índalo consumiendo brebajes. Ah si! y Carmelo, completamente desecho, vestido aun con el mono de cuero, con la bandeja de camarero en una mano y un Ron con cocacola en la otra «A ver si me animo, que me voy a morir».

Así finalizó la I Ruta de los Penitentes.