Padre, Yo Confieso

por Javier Herrero

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Ruta de los Penitentes - Padre, Yo Confieso

Confieso haber rodado a una velocidad de tres dígitos que no empieza ni por 1 ni por 3, pero en la rectas de Castilla, que ya, ya sé que es pecado? pero en recta, ya me dirá usted. «Arrepentidos los quiere Dios. Pero algo te tendré que poner ¿no?» Usted mismo, padre,usted mismo. «Este año te haces La Ruta de Los Penitentes. Tus pecados quedan perdonados. Que Dios te bendiga»

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Lo que es tener mano con los curas. Nada de rezar diez padrenuestros y tres avemarías. Una ruta en moto, fijaros, una ruta en moto. «Muchas, muchas gracias, padre».

¿Ruta de Los Penitentes? He oído hablar de ella y busco en el calendario de actividades mototurísticas el club que la hace, que es el Monrepós, y la fecha: el «puente de mayo»? Coincide con el GP de Jerez, pero las penitencias son para cumplirlas, y más cuando el pecado es tan gordo que la DGT me quitaría en carné, mientras que el cura poco más que me hace un regalo. Allá que nos vamos.

Uno tiene mano con los curas y también con las marcas de motos, así que le pido a Honda la singular CB1100 para hacer la que considero una de nuestras «Escapadas», una retro-naked de reciente aparición, que el distribuidor de Honda en Zaragoza, Mobicsa, me pone en el complejo de las Termas de Panticosa, en el Pirineo oscense, base de operaciones de Penitentes 2013.

Al llegar al hotel, la moto está aparcada en la recepción, con bar y una hoguera-chimenea que ya quisieran para si los más sibaritas de Pingüinos, junto con una NC700 X, cedida también por Honda a la organización para servicio de apoyo. Muy bonitas las dos, pero me recreo en «mi» moto. A lo mejor no es tan bonita como mi Thruxton blanquiroja con el colín montado. Sin colín, el depósito de la CB1100 hace que el conjunto la meta mano en clasicismo. Mañana veremos cómo va. De momento tiene una posición de conducción muy apropiada para hacer turismo sin » GT» y por supuesto sin «R», y la altura del asiento al suelo, 795 mm, me gusta, es de mi talla.

Me acerco a la mesa de dirección de «Penitentes» para recoger la documentación y el «Libro de Ruta», y casi sin mirarlo me lo echo a la mochila. Ya en la habitación, me lo miro bien y, j€, j€, j€ Son 23 folios con buenas anotaciones, en los que dice que se sale a las seis de la mañana, que se llega a partir de las 8 de la tarde y que por medio hay 700 Km y 17 puertos de montaña. Estonces me acuerdo, aunque brevemente, del cura. ¿No hubiese estado mejor los padrenuestros y las avemarías? No sé, no sé…

Portalet, tres metros de nieve…

…a la orilla de la carretera, que está perfecta, seca y con buen agarre, aunque hay algo de niebla. Han sido 20 kilómetros y ya nos hemos quitado un puerto. No parece que sea tanto esto de Los Penitentes, aunque todavía queden 16 por delante.

A esas horas ya hay muchos franceses deambulando por la calles, bolsa de la compra en ristre. ¡Que manía de madrugar tienen de Pirineos arriba! Los pueblos que atravesamos (¡ah!, no os he dicho que la inscripción es de «550 penitentes») son muy coquetos, con casas de construcción típica pirenaica pero casi todas de «vieja factura». A los vecinos del norte les gusta más «reciclar» que derribar y poner ladrillo nuevo. Eso lo agradece la vista, porque engarza muy bien con el paisaje, verde intenso, boscoso y con pequeñas torrenteras que bajan limpias y veloces de los neveros, en pleno proceso de deshielo.

En Laruns, todavía flanqueados por los nevados Pirineos, no tomamos el desvío a la derecha que nos llevaría el mítico Col d´Aubisque, pero los del Monrepós han debido considerar que por ahí se recortaba mucho la ruta y, además ¡será por puertos!. Esto nos permite rodar por carreteras maravillosas y cruzar pueblos con encanto, esos que tanto abundan en el sur de Aquitania y Midí Pirineos.

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Tras cruzar el Col de Soulor, casi, casi llegamos a Lourdes, pero por esta vez no es necesario recalar allí; el cura ya nos ha dado las bendiciones. La cosa va bien. Desviándonos por una de esas carreteras que no sé de donde se han sacado los del Monrepós, hacemos el tercer puerto, el de Saoucéde, de carretera estrecha-estrecha y con tramos de gravilla. No problem. Los 88 CV de la Honda CB1100 se comportan de maravilla. Nada de tirones, nada de aceleraciones que te comprometerían. La definiría, después de acabar la ruta, como una moto dulce, muy, muy adecuada para ruteros hechos sin animo de veleidades, con cada cosa en su sitio, un par que te ayudará siempre en curvas lentas, engorrosas o enhebradas de puertos de asfalto adecentado. ¿Qué no tiene siquiera un cupolino que nos proteja el pecho? En las carreteras que hice, la verdad es que no lo eché nada en falta. Y es que estamos hablando de una naked, naked, homenaje a la CB750 del ´69, la primera «four» de Honda.

Mis ángeles guardianes

Al «presi del Club Motor Monrepós, Javier Berna, sólo le conocía de hablar con él por teléfono. La verdad es que le había dado mucho la paliza de los problemas que tengo, no tanto físicos como «químicos», y aunque hace un par de años hice Cabo Norte, la verdad es que entonces «la química» estaba tranquila. Si a eso le añado mis 67 tacos, el maño lo debía de ver «mu crudo». Y de eso nada, porque en los intertramos largos, claro que me levantaba para desentumecer el trasero, pero eso también lo hacían los de cincuenta, cuarenta y hasta los de treinta años. Y es que Javi no sabe que sigo teniendo 18 años y que desde entonces no renuevo el DNI mental. Claro que, ya llegareis pájaros, ya, pero entonces os daréis cuenta que todavía hay cuerda para rato.

Le debí meter tanto miedo a Javi, que me propone hacer la ruta con dos guías-asistentes, Gorka y Pablo, que me empezarán llevando en plan «Pedrosa-Puig». No me importa en absoluto porque al conocerse ellos la ruta al dedillo, me permitirá dedicarme a la conducción, disfrutar del paisaje€ en lugar de compartirlo con visualizar sobre la marcha «el libro de ruta», además de vivir en primera persona las atenciones a despistados o accidentados.

El frío y sobre todo el agua en las manos me tienen preocupado, pero lo primero lo soluciono con un buen equipamiento: traje interior térmico, pantalones vaqueros, mono de goretex, calcetines y botas en consonancia, y para el agua recurro a unos buenos guantes, arropados por manoplas «de cartero». Antiestéticas donde lo haya, la verdad es que cumplieron y, «ande yo caliente, ríase la gente».

Hemos salido de los primeros (se hacia en grupos de tres y a pequeños intervalos), pero esas atenciones de «mis ángeles» a ruteros parados en los arcenes nos están retrasando, y más cuando, en la subida al Col d´Aspin nos encontramos con uno que ha sufrido una caída, sin consecuencias físicas para él, porque ha sido muy lenta, pero si para la moto, una BMW F800, a la que se le ha torcido la horquilla y no se atreve a seguir en esas condiciones al no poder enderezarla. Nos cuenta que cuando estaba ya en plena aceleración, el tren trasero se le ha bloqueado, y no ha podido salvar la situación. Me viene a la memoria los problemas que un  lector de fM, el tarraconense Eduard Guillen, tuvo también con F800, entre ellos tres paradas de motor en marcha. ¿No sería esto lo que le ocurrió a nuestro protagonista? Lo cierto es que al estar en pleno proceso de aceleración, no pudo evitar la caída.

Esa cervecita en Bagnères

Cierto es que Penitentes es rutear y curvear sin descanso,  porque el trayecto es largo y retorcido, y aunque no soy muy propenso a hacer paradas cuando viajo, tanto en coche como en moto, después de dejar atrás el Col d´Azel y Peyrosourde, al pasar por un boulevard de Bagnères de Luchon si que me hubiese gustado sentarme en una de las muchas terrazas que lo festonean y, allí, bien esparrancado en una silla, tomarme una «birra» al sol del Midí francés.

Aquí, Paco, que se nos ha añadido al grupo, y yo, perdemos a los «ángeles», que se han desviado a repostar, pero echamos mano del rutómetro y nos hacemos la subida al Col del Portillón, que nos introduce en España, a nuestro aire. Ambos nos damos una satisfacción (yo delante en la subida y él en la bajada), más que nada porque el puerto es agradecido. Y así llegamos a bonita ciudad de Vielha y, mira por dónde, una patrulla de Mossos d´Esquadra se está alegrando la mañana parando a unos cuantos «penitentes» para pedirle los papeles (bueno) y hacerles control de alcoholemia, sabiendo quienes éramos, lo que hacíamos y que no había tiempo ni para tomarse esa «birra» (una «birra») que tanto había añorado en Bagnères. Cosas que pasan.  En la capital de Valle de Arán nos desviamos a la izquierda antes de llegar a su largo túnel para rodear el amplio macizo del Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio, para explayarnos haciendo el puerto de la Bonaigua, rapidísimo y con buen asfalto. Los Mossos seguían entretenidos en Viella.

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Por el Valle d´Aneu dejamos a un lado Esterri d´Aneu y Llavorsí, siempre flanqueados por el Noguera-Pallaresa y acabar en Sort, dónde no nos damos tiempo ni para comprar un billete de lotearía en «La Bruixa d´Or». Siempre gas, más gas y así, hasta  llegar a Gerri de la Sal. En los presentación de la ruta nos indican que un par de cubos de basura verde y amarillo es una referencia para hacer un giro de 300º. El giro es lo de menos. Lo malo es lo que viene a continuación, una carretera de tres metros de ancha, con buen firme pero retorcido donde los haya que, con dos ruteros que nos preceden que no nos ceden un palmo, tenemos que hacerla en segunda-tercera. Los kilómetros no pasan ni queriendo, y hay que llegar a comer, pues son las cuatro de la tarde. Por si no habíamos tenido bastante, todavía nos esperan dos puertos más, Creu de Perves y Viu antes de tomar el desvío a la estación de esquí de Boi-Taüll, ascendiendo por el Valle de Boi, undécimo puerto que, excepto ese tramo de Gerri de la Sal hasta poco antes de la Creu de Perves, no se han pasado mal. Cuando acabamos de comer en Boi-Taüll son las seis de la tarde y se nos crea un problema. Nos quedan 263 km  y seis puertos. Paco y yo queremos hacer toda la ruta, pero Gorka y Pablo nos dicen que haciendo el Alto de San Roque y el Puerto del Pino tendremos que hacer el Cañón de Añisclo de noche, y es una lástima perderse la belleza de este paraje esculpido por el río Bellos. Acierto pleno.

Conozco lugares de este tipo impresionantes, como Los Beyos en el Sella (Asturias), pero Añisclo revienta naturaleza por todos sus lados. Es como si un rayo hubiese caído en horizontal y en su carrera hubiese partido la montaña en dos de la forma más retorcida y escarpada posible. Gracias Gorka; gracias Pablo.

Cotefablo, entre dos luces

Había hecho este puerto hace muchos años con ocasión de un Rally Firestone, a principios de los setenta y de noche, así que no me acordaba de nada. Que guinda a la gran tarta de Penitentes que dejamos atrás. Lo iniciamos con media luz, pero suficiente para retorcerle un poco la oreja a la CB1100 (ni un susto en toda la ruta ni por la gravilla o el agua de los sombríos, ni tampoco en las curvas de medio y amplio radio). En la bajada todavía se puede apreciar el trazado de la carretera apoyados por la luz de cruce, o sea, que seguimos igual, aterrizando en la gasolinera de Biescas ya casi sin visibilidad. Descansamos allí un poco y, derechos hacia Panticosa siguiendo la garganta del Escalar. Eran las diez y cuarto de la noche y quedaban pocos por llegar, pues la climatología, como os he comentado, fue endiabladamente buena. Los neveros al lado de la carretera, una anécdota y belleza añadida.

Por cierto, he tratado este articulo como «Escapada», tratamiento que damos a rutas con prioridad a los sitios por dónde pasamos que a la moto en si, pero esto, más que una escapada es como lo de aquel esposo que sale a por tabaco y vuelve a los cinco años. La mujer, bien, dándose unos baños en Panticosa. Y es que no fueron cinco años de ausencia; tan solo dieciséis horas.

Me dicen los del CM Monrepós que vuelva otro año. Hombre, una cosa es quedar bien un año y otra repetir, que es lo que este año hicieron el 70 por ciento de los inscritos en 2012. Algo tendrá el agua cuando la bendicen. Yo te dejo el hueco a ti para otro año, pues hay que repartir la caridad con las invitaciones de otros clubs. Claro que, ninguna será como esta, aunque acabé enterito y sin una muestra de cansancio después de que el trasero reposara los cinco minutos empleados en la ducha.

Por cierto, al cura le perdono la penitencia impuesta.

Medio: Formula Moto

URL Noticia: Padre, Yo Confieso en Formula Moto

Publicado: 26/06/2013